Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA DE LOS REINOS DE CHILE



Comentario

Capítulo CV


Que trata de las costumbres y cerimonias de la gente de la provincia de la ciudad de la Concepción

Hay del río de Itata hasta el río de Toltén, que está ocho leguas de la ciudad imperial, sesenta leguas. Y todo este término está muy poblado de gente muy belicosa. Y de todas estas sesenta leguas y comarca de Santiago es una lengua. Estos no adoran a ninguna cosa, ni tienen ídolos y son muy grandes... Tienen ésta orden entre ellos, que cada lebo, que es una parcialidad, tienen un señor, y estos prencipales obedecen aquella cabeza. Tendrá un lebo de éstos mil quinientos y dos mil indios y otros más. Y todos se ajuntan en ciertos tiempos del año en una parte señalada que tienen para aquel efecto. Y ajuntados allí, comen y beben y averiguan daños y hacen justicia al que la merece, y allí conciertan y ordenan y mandan, y esto es guardado. Y esto es como cuando entran a cabildo.

Los casamientos hacen de esta manera, que el que tiene hija y se la pide otro, conciértanse en cierta cantidad de ovejas, y el que la quiere ha de pagar aquellas ovejas y lleva la mujer. Lo más preciado que entre ellos tienen es una chaquira de hueso hecha muy menudita, esto traen las mujeres por gargantillas.

El traje de ellos es una manta de vara y media de largo y una de ancho. Y esto se ponen por entre las piernas y los cabos se ciñen a la cintura, que lo traen a manera de zaragüeles. Y encima unas camisetas que les dan hasta medio muslo y otras menos. Esta ropa hacen de lana. Traen unas mantas a manera de capa, y otros no traen más de aquella manta revuelta al cuerpo, porque cada uno anda vestido como alcanza y tiene la posibilidad.

Andan tresquilados a manera de frailes, salvo que traen en los lados dos verijas de cabellos. Traen brazaletes de oro y de plata y una manera de coronas. Traen al pescuezo una manera de diadema y de turquesas y de tiritas de oro a manera de estampas.

Ellas andan como las de Mapocho, salvo que traen una manera de zarcillos de cobre. Son de buen parecer. Précianse mucho de los cabellos y no son frías. Y ellas son bien dispuestas. Son muy grandes hechiceras, y úsase mucho entre ellos como dije en la provincia de Mapocho, y hablan con el demonio los que más por amigos se les dan, y éstos son tenidos y acatados de la demás gente.

Sus enterramientos es en el campo con las cerimonias que los de Mapocho. Otros se entierran a las puertas de sus casas en un alto que es hecho con dos horcones gruesos, y ponen dos a manera de artesas angostas arriba, y métenle en la una y cúbrenle con la otra. Este es su entierro y sepultura de algunos prencipales.

Son muy grandes jugadores de chueca. Y a las puertas de sus casas tienen dos palos, y arriba en la cabeza de palo tiene hecho del mesmo palo una águila, y otros tienen gatos y otros tienen zorras, otros tienen tigres. Y esto tienen por grandeza la gente noble, y si pintan algún palo es con fuego.

Ha habido entre ellos gente muy valerosa por las armas y algunos tiránicamente poseen el señorío, porque yo conocí en Arauco un señor que se decía Peteguelen, que lo tenían por ser hombre valeroso y liberal. Así mesmo lo fue Andalién, padre de Ainavillo. Sus placeres y bailes y regocijos son como los de Mapocho, salvo que el cantar es diferente. Y lo que allí cantan son cosas pasadas y presentes que les haya acontecido.

Es tierra de grandes minas de oro y plata y de cobre y de otros muchos metales. Es falta de sal, y la sal que comen la hacen de una hierba que cerca de la mar nace a manera de tomillo, y en la hoja y astil de esta hierba está pegada como rocío sal, y toman cantidad de esta hierba y quémanla, y aquella ceniza revuélvenla con agua y hacen unos panes. No tiene otra falta sino ser morena.

Cuando entramos en esta tierra los españoles, había ganado, aunque no mucho, y con las guerras se han acabado, por lo cual no hay agora ninguno sino cual o cual, porque donde entran españoles, especialmente en conquistas, son como langostas en los panes. Hay muchas perdices y palomas y otras muchas aves, como las que tengo dicho en la provincia de Mapocho.

Quise escrebir y dar cuenta de estas sesenta leguas, que son los términos de la ciudad de la Concepción y parte de la ciudad Imperial. Y por ser un temple y costelación, y por ser los indios de una costumbre, no contaré sino del río Toltén adelante.

Acostumbran estos indios de que nacen los hijos de ponerles nombres, y cuando son de edad de doce o quince años le ponen otro nombre, y cuando son de treinta o cuarenta años les ponen otro nombre. Y son muy guerreros.